Me fascina mirar las creaciones que artistas de otros tiempos han logrado realizar, porque guardan cierto encanto y originalidad que a día de hoy parecen haberse perdido en aras de lograr la excelencia en todos los sentidos.
Es el caso de la deslumbrante tiara de esmealdas y diamantes que el príncipe Guido Henckel von Donnersmarck encargó especialmente para obsequiar a su segunda esposa, la princesa Katharina Henckel von Donnersmarck el día de su boda, que a pesar de su pomposidad, es de una simplicidad exquisita que impresiona a primera vista.
La sin igual joya cuenta con once esmeraldas colombianas, con una rara forma de peras o gotas, que pertenecieron a la emperatríz Eugenia la esposa de Napoleón III, y que pesan más de 500 kilates.
El pasado 17 de mayo, esta valiosa tiara considerada la más costosa que ha salido a subasta en los ultimos 30 años, alcanzó la astronómica cifra de 12.7 millones de dólares en una subasta realizada en Ginebra por la famosa empresa de subastas Sotheby’s. El maravilloso artículo fue adquirido por un comprador norteamericano que no quiso revelar su nombre.