Siempre hablamos de casas de lujo o bien de mansiones, aunque parece que este lugar supera ambas opciones. Es un paraíso que está compuesto de un lugar con grandes vistas, dignas de un cuento de hadas. Además de los grandes jardines y la vegetación del lugar, nos quedamos con casi kilómetro y medio de vivienda situada en la costa de Long Island. Seguro que si nos adentramos en ella parecerá que estamos ante un cuento de hadas, ya que cuenta con todos esos toques medievales que la hacen única. Una vivienda que fue construida en el año 1898 con un claro aire renacentista francés.
Desde luego que una de las primeras cosas que tenemos que destacar es la zona donde está situada. Si queremos intimidad, éste será el lugar propicio para que nada ni nadie nos pueda molestar. Eso de escuchar a los vecinos será algo que ni entenderemos mientras nos permitimos el lujo de divisar el mar y los frondosos árboles que tenemos alrededor. Además, la mayor parte de las habitaciones cuentan con esta opción sea en cualquier piso de los tres por los que está compuesta.
En su interior cuenta con esa decoración de estilo rústico que además se entremezcla con el aire de la época clásica pero todo ello con un buen gusto de lo más especial. En el comedor nos encontramos que es la gran alfombra la que decora la mayor parte del mismo. Además, una larga mesa y unos muebles de madera son los más propicios para un entorno también decorado con la misma. Mientras que en la parte del techo son unos paneles que siguen muy de cerca el roble, un material predominante en este entorno. Solo así se puede disfrutar de un entorno de lo más cálido y acogedor.
Además del comedor, el salón tampoco se quedará atrás en cuanto a combinación de madera, aunque en este caso, será también el elegante blanco quien ponga la nota más especial al entorno. Además, cuenta con unos doce dormitorios y como no podía ser menos, siete baños. Claro está que también hay espacio para una biblioteca donde se podrá relajar leyendo las obras de ayer y de siempre. Un solárium para la época en la que las lluvias no cesan y como no, una gran zona a modo de ático que cuenta con la máxima belleza. Las canchas de tenis y las terrazas completan un lugar de ensueño.