La nueva princesa Charlene de Mónaco, fiel a su sofisticado estilo, lució espectacular el día de su boda con el príncipe Alberto de Mónaco. Levaba un vestido blanco marfil, ajustado a su esbelta figura, que sentaba de maravillas a su atlético cuerpo y disimulaba muy bien sus anchos hombros de nadadora.
Charlene, considerada una de las mujeres más elegantes del momento, optó por llevar una creación del famoso diseñador Armani, de su línea de alta costura Armani Privé. El modelo de corte sirena y escote tipo "barco", que iba cruzado al frente y en la espalda, será recordado por su sencillez, elegancia y el inovador escote
El traje elaborado en seda "duquesa", fue recamado con 40.000 cristales Swarovski, 20.000 perlas, 30.000 piedras doradas y bordado con hilos plateados. Complementaba el atuendo una pomposa cola de 6 metros de largo cubierta por un interminable velo de de tul. El ramo de flores en forma de cascada, igualmente diseñado por Girgio Armani, llevaba orquídeas y lirios del valle, que son las flores preferidas de la princesa.
Para esta ocasión, la princesa Charlene no llevó más joyas que una alianza de 18 kilates en oro blanco y platino de Cartier, y un espectacular adorno de diamantes, parecido a un ramo de flores, sobre su cabello recogido. Lucía esplendorosa y para los expertos en la materia, ni le sobraba ni le faltaba nada a la estupenda novia.