Son dos hermanos, Michael y Rik Mast que han creado una compañía de chocolates artesanales y que poco a poco ha tenido muy buena aceptación, claro que, a nadie le amarga un dulce y más si se trata de una tableta de chocolate fabricada de manera artesanal. Tienen su sede en Brooklyn pero es tanto su éxito que parece ser que lleguen hasta Londres con sus postres. Se van abriendo un hueco entre los fabricantes de chocolates gracias a todas las variedades y a los sabores tan excelentes que solo los paladares más exigentes pueden saborear.
Hay que mencionar que no hace muchos años de esta andadura, ya que fue en el año 2006 cuando los hermanos comenzaron a pensar en creaciones y sabores diferentes con un ingrediente básico. La mezcla del cacaco y el azúcar de caña dan lugar a creaciones muy diversas entre las que están también otros ingredientes como la sal marina. Sin duda, se trata de una combinación muy explosiva y que ya se nos hace la boca agua solo de pensarlo. Sus productos se pueden adquirir en diversas boutiques gourmets de todo el mundo.
Además de esas creaciones y de esos sabores originales, sus envoltorios no dejan a nadie indiferente. Unos papeles con un aire un tanto retro entre los colores más llamativos y los más básicos como el blanco o negro, creando unas figuras geométricas originales, sin duda. Volviendo a lo que más nos interesa, como es el chocolate, hay que decir que cada una de las diferentes creaciones tiene una imaginación desbordante y quizás, esa se la clave para el éxito que estos chocolates están teniendo. Además, han escrito un libro con recetas para que veamos todos y cada uno de los ingredientes que llevan estas creaciones sin ocultar ni uno solo de ellos.
Si quieres apreciar su talento más de cerca, entonces podrás visitar su fábrica y ver cómo se hacen los chocolates paso a paso, sin más trucos. Además, podrás degustar alguno de ellos. Una de las proposiciones más dulces para una mañana de lo más entretenida, seguro que se apuntaría más de uno a este plan. La originalidad se mezcla con las pinceladas de la casa y por eso, hace que estas obras gastronómicas tengan aún más interés. Un lujo para el paladar y para los bolsillos menos privilegiados, pero como se suele decir, de vez en cuando no está de más darse un capricho, ¿no?.