Más que un hotel de lujo, es un edificio que caracteriza el arte en Italia, solo con ver su fachada que evoca una verdadera obra de arte en su máximo esplendor. Además, es reconocido por ser utilizado cuando los actores y directores de cine, pasaban temporadas en la ciudad.
El hotel Rimini también se usó para grabar ciertas escenas de la mano de Federico Fellini. Como es lógico, quedó enamorado de este entorno, ya que, cuando el atardecer cae sobre la ciudad, el hotel se ilumina, así como sus jardines.
Unos jardines muy amplios, adornados de fuentes y pequeños caminos, lo que harán de tu estancia un sueño de lo más romántico. El hotel tiene en total unas 200 habitaciones con una decoración propia de la edad clásica del siglo XVIII.
Lámparas de diseño que iluminan suelos de mármol dibujado, así como las columnas blancas y doradas son puntos clave en este tipo de decoraciones, al igual que los colores claros que se mezclan con las alfombras de grandes estampados.